La Semana Mundial de la Lactancia Materna, que se celebra cada año durante la primera semana de agosto, es un momento clave para reconocer la lactancia materna como una base poderosa para la salud, el desarrollo y la equidad a lo largo de toda la vida.
La lactancia materna protege la salud del niño y mejora su supervivencia, especialmente en los primeros meses de vida. Además de proporcionar una nutrición esencial, aporta anticuerpos fundamentales que protegen contra muchas enfermedades comunes como la diarrea, la neumonía y las infecciones.
Los beneficios se extienden mucho más allá de la infancia. Los niños amamantados tienen menos probabilidades de sufrir sobrepeso u obesidad y presentan un menor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y otras enfermedades crónicas. Las madres también se benefician: la lactancia reduce el riesgo de hemorragia posparto, cáncer de mama y de ovario, enfermedades cardiacas y diabetes tipo 2.
Con la inversión adecuada, los países pueden aumentar significativamente las tasas de lactancia materna exclusiva — como lo demuestran las mejoras globales de la última década. Hoy en día, aproximadamente un 10% más de bebés son alimentados exclusivamente con leche materna hasta los 6 meses en comparación con 2013, y algunos países han visto aumentos del 20% en ese mismo periodo.
Todos podemos hacer nuestra parte para apoyar a las madres. Las familias, amistades, empleadores y comunidades tienen un papel clave en apoyar a las mujeres que amamantan y en crear entornos que les permitan hacerlo en cualquier momento y lugar.
Conoce los hechos. La lactancia materna es una forma natural y poderosa de ofrecer a los bebés el mejor comienzo en la vida — fortalece su sistema inmunológico, los ayuda a combatir enfermedades, ahora y en el futuro, y les brinda consuelo y nutrición esenciales.